¿Alguna vez has reflexionado cuánto tiempo permaneces sentado al día? Ya sea en el transporte público, en el auto, en la escuela, en la casa, etc. Dicho hábito, sin duda, tendrá repercusiones en tu salud. Es por ello que dedicarle tiempo al ejercicio físico es una buena manera de cuidar tu cuerpo y tu mente.
De acuerdo con Héctor Luis Cristóbal Morales, médico residente de la Clínica de Control de Peso de la Dirección de Medicina del Deporte de la UNAM, el estilo de vida actual conduce a las personas a permanecer demasiado tiempo sentadas e inactivas, lo cual obliga a tener una rutina de ejercicio y aumentar nuestros niveles de actividad física.
Beneficios
Realizar alguna actividad física de manera constante, brinda diversos beneficios físicos y psicológicos tanto a corto como a largo plazo.
Sobre los aspectos físicos, ayuda a tener un control del peso y a disminuir el riesgo de sufrir enfermedades crónicas degenerativas como la diabetes, hipertensión, eventos cardiovasculares y algunos tipos de cáncer como el de colon y mamas, ya que el ejercicio activa los sistemas antioxidantes.
De igual manera, los huesos, las articulaciones y los músculos se ven beneficiados, pues la actividad física los fortalece y retrasa su degeneración, así se previenen enfermedades como la osteoporosis.
Ejercitarnos también regula los niveles de presión arterial, del metabolismo, de la glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina, factores que son las primeras causas de muerte a nivel mundial y en nuestro país.
Respecto a las mejoras psicológicas, genera un mejor descanso, reduce los niveles de tensión, estrés, depresión y ansiedad gracias a la liberación de endorfinas, es decir, funciona como un fármaco antidepresivo que al paso del tiempo le producirá un estado de bienestar general a la persona. Además, mejora la autoestima, concentración, memoria y capacidad de reacción.
“Al conseguir una mayor concentración, mejora la toma de decisiones. Asimismo te hace una persona más disciplinada y ello repercutirá en otros escenarios de tu vida, como en la escuela o en el trabajo”, expresó el médico.
Los estudios indican que la mejora del rendimiento escolar y laboral obedece a que el ejercicio aumenta el flujo de la sangre y más oxígeno llega al cerebro, nutriendo y fortaleciendo este órgano, favoreciendo así los procesos cognitivos.
La actividad física no está restringida para nadie, sin embargo, el tipo de actividad y tiempo destinado a su ejecución varía según el rango de edad, explicó Cristóbal Morales.
Recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud:
- Los niños y jóvenes de 5 a 17 años deben invertir como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
- Los adultos de 18 a 64 años deben dedicar como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
- Los adultos de 65 en adelante deben destinar 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
Héctor Cristóbal está consciente de la problemática del sedentarismo. “La inactividad física es un relevante factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial, por eso se considera el tabaquismo de nuestra época. El 80% de la población adolescente del mundo no tiene un nivel suficiente de actividad física”.
Pero aquella realidad aún puede cambiar. “Aprovechemos las áreas y actividades que nos ofrece la UNAM. Podríamos ser un ejemplo para otras universidades y futuras generaciones. El ejercicio no es exclusivo de un grupo social o edad, los beneficios son para cualquiera ¡Hay que movernos todos!”, concluyó el médico.
Vía Ciencia UNAM
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