La actividad física no solo es esencial para mantenernos en forma, sino que también brinda beneficios significativos a lo largo de todas las etapas de la vida. Desde la infancia hasta la edad adulta y la tercera edad, incorporar actividad física regular en nuestras vidas es una inversión valiosa en nuestra salud y bienestar.
Beneficios para los niños:
La actividad física en la infancia va más allá de simplemente mantenerse activo; también tiene impactos positivos en el rendimiento académico y la salud mental. Mejora la atención y la memoria, contribuyendo así al desempeño académico.
Fuente: Obtenido de CDC Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, 2024.
Además, reduce el riesgo de depresión y promueve el desarrollo de músculos fuertes y resistencia. A nivel cardiovascular, ayuda a mejorar la presión arterial, mantiene niveles normales de azúcar en la sangre, y fortalece los huesos. Estos hábitos contribuyen a un peso saludable y reducen el riesgo de enfermedades crónicas a lo largo de la vida.
Actividad física para los adultos:
Para los adultos, incluso una sola sesión de actividad física moderada o intensa ofrece beneficios inmediatos. Mejora el sueño, reduce la ansiedad y disminuye la presión arterial. A largo plazo, la actividad física regular reduce significativamente el riesgo de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer. Además, contribuye a mantener un peso saludable, fortalece los huesos y reduce el riesgo de caídas, mejorando el equilibrio y la coordinación.
Fuente: Obtenido de CDC Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, 2024.
Actividad física para adultos mayores de 65 años:
Incluso en la tercera edad, la actividad física continúa siendo una herramienta invaluable para la salud. Al igual que en los adultos, una sola sesión tiene beneficios inmediatos, mejorando el sueño y reduciendo la ansiedad. A largo plazo, la actividad física ayuda a prevenir enfermedades crónicas, reduce el riesgo de demencia, enfermedad de Alzheimer, enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2. También contribuye a mantener un peso saludable, mejora la salud ósea y reduce el riesgo de caídas, fomentando una vida independiente y activa.
Investigaciones emergentes indican que la actividad física también puede estimular el sistema inmunológico, subrayando la importancia de mantenerse activo en todas las etapas de la vida.
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